El pasado sábado 18 de mayo, la Asociación Americana de Psiquiatría presentó oficialmente la última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), conocido como DSM-5, en el marco de su congreso anual, celebrado en San Francisco (EE.UU.).
Si bien la versión española de este manual no estará disponible hasta principios de 2014, avanzamos algunas de las novedades que incorpora.
En relación con la anterior versión (DSM-IV-R), publicada en 1994, el DSM-5 incluye cambios asociados a la organización de los trastornos dentro del manual, basando su exposición en relación con su aparición en el ciclo vital, esto es, los trastornos del desarrollo primero y los neurocognitivos al final. A lo largo de todo el manual, los trastornos se enmarcan en cuanto a la edad, sexo y características del desarrollo del paciente, eliminándose el sistema de evaluación multi-axial, ya que creaba “distinciones artificiales”.
Sin embargo, son las novedades relativas a los diagnósticos específicos de los diferentes trastornos las que han centrado el interés de los profesionales y del público general.
A grandes rasgos, algunas de las modificaciones que presenta el DSM-5 son las siguientes:.
•El Autismo y el síndrome de Asperger se encuentran ahora unidos bajo un mismo epígrafe: Trastornos del Espectro Autista. Esta categoría incluye además el Trastorno Desintegrativo Infantil y el Trastorno Generalizado del Desarrollo.
•La incorporación de nuevos trastornos, tales como: el Trastorno por Atracón (personas que comen en exceso más de 12 veces en tres meses), el Trastorno de Excoriación (rascado compulsivo de la piel), el Trastorno de Acaparamiento (hasta ahora considerado un síntoma del Trastorno Obsesivo Compulsivo, y definido como la “dificultad persistente de desprenderse de objetos, independientemente de su valor»), el Trastorno Disfórico Premenstrual y el Trastorno Neurocognitivo leve.
•El duelo no excluye el diagnóstico de depresión. Si bien el DSM-IV excluía dentro de la depresión a las personas que mostraban dichos síntomas tras la pérdida de ser querido en los dos meses anteriores, el DSM-5 omite esta exclusión.
•La inclusión del Trastorno de Estado de Ánimo Disruptivo y No Regulado, que caracteriza a los niños «con irritabilidad persistente y frecuentes episodios de descontrol de conducta (rabietas), tres o más veces a la semana durante más de un año», con la finalidad de reducir el diagnóstico de trastorno bipolar en la infancia, cuya prevalencia se ha visto aumentada debido a que el DSM-IV-R incluía los problemas de irritabilidad crónica severa dentro de esta categoría diagnóstica y, a menudo, eran considerados por los profesionales sanitarios como un síntoma de manía en niños.
•El trastorno por consumo de sustancias se incorpora en el DSM-5 para agrupar los trastornos por abuso de sustancias y la dependencia de sustancias. Además, se ha creado una nueva categoría para recoger las “adicciones conductuales”, donde se incluye el Juego Patológico (antes recogido en la categoría de “trastornos de control de impulsos no clasificados”).
•El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad se ha modificado levemente para recoger la posibilidad de su diagnóstico en la etapa adulta. En niños, se ha cambiado la edad de aparición para el diagnóstico de TDAH (ahora los síntomas deben aparecer antes de los 12 años, en vez de antes de los 7 años).
•Los Trastornos de Ansiedad, los Trastornos Disociativos, el Trastorno Obsesivo Compulsivo y el Trastorno por Estrés Postraumático (antes unificados en el mismo epígrafe) se describen en apartados independientes, para legitimar su carácter distintivo.
•El Trastorno por Estrés Postraumático incluye ahora cuatro grupos de síntomas para su diagnóstico: re-experimentación, hiperactivación, evitación y “alteraciones negativas persistentes en las cogniciones y el estado de ánimo”. Los umbrales de edad también se han modificado, así como los criterios que se aplican para su diagnóstico en menores de 6 años.
•El Trastorno Depresivo Mayor incluye dos categorías que pretenden recoger con más exactitud la ideación suicida: desorden del comportamiento suicida y autolesión no suicida.
•La transexualidad deja de considerarse un trastorno mental.
Fuente Original:INFOCOPONLINE – Revista de Psicología