RESUMEN
Un estudio señala que las personas con una vida sedentaria tiene un 44% más de posibilidades de desarrollar esta enfermedad.
Durante décadas, los científicos han demostrado que el ejercicio es una de las mejores herramientas que tenemos para prevenir y combatir los problemas de salud. La mayoría de las veces se ha hecho hincapié en los beneficios que tiene para el cuerpo, pero cada vez más estudios demuestran que el deporte es uno de nuestros principales aliados a la hora de hacer frente a algunos trastornos mentales.
Ahora, un nuevo estudio acaba de revelar que una hora de ejercicio físico a la semana -ojo, de cualquier tipo y a cualquier intensidad- puede prevenir el desarrollo de la depresión en el futuro. El trabajo, publicado en la revista American Journal of Psychiatry, es el más extenso y amplio realizado hasta la fecha y supone todo un hallazgo a la hora de abordar la depresión.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores de Reino Unido, Australia y Noruega que participaron en el mismo analizaron durante un periodo de 11 años a una población de casi 34.000 sujetos que no presentaban síntomas de sufrir ningún trastorno mental (ni depresión ni ansiedad) y cuyas condiciones físicas no se encontraban limitadas.
Así, se solicitó a esta cohorte de participantes -pertenecientes a la encuesta noruega sobre salud HUNT- que informara periódicamente sobre la frecuencia con la que realizaban ejercicio, el tipo y la intensidad del mismo, de tal manera que se pudiera registrar su nivel. Tras ello, analizaron la relación entre los niveles de ejercicio y los resultados de los cuestionarios diseñados para detectar síntomas de ansiedad y depresión.
Los resultados obtenidos apuntan que el 12% de los casos de depresión podría haberse evitado si los participantes hubieran realizado una hora de actividad física a la semana. Pero no sólo eso, el estudio también señala que aquellas personas que no realizaron ningún tipo de ejercicio tuvieron un 44% más de probabilidades de desarrollar una depresión en comparación con aquellos que realizaban entre una y dos horas semanales.
Sí, existe una causalidad
Tal y como apunta Guillermo Lahera, psiquiatra y profesor Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad de Alcalá (UAH), el estudio es «muy relevante» porque, por un lado, demuestra que existe una «causalidad» entre el ejercicio físico y la depresión y, además, cuantifica su potencial preventivo. «No sólo señala que el 12% de las depresiones se podrían evitar con una cantidad mínima de ejercicio, sino que apunta que las personas que no hacen nada, las personas sedentarias, tienen un riesgo muy superior de desarrollar un trastorno como la depresión», explica a EL ESPAÑOL.
El trabajo apunta que no hay una relación directa entre el número de horas de ejercicio o la intensidad del mismo y la capacidad para prevenir la depresión. De hecho, señala todo lo contrario. «Esto es muy curioso porque los investigadores, seguramente, tenían en la cabeza una asociación dosis-respuesta: a más ejercicio, mayor prevención. Y lo que vieron es que en los tres grupos que establecieron (los que realizaban un ejercicio intenso, moderado o ligero) la depresión se pudo prevenir de forma similar», señala el psiquiatra.
Lo que los psiquiatras no saben aún con exactitud es por qué el ejercicio físico tiene este efecto protector. Desde hace años se barajan diversas hipótesis. «La más plausible tiene que ver con neurotransmisores que se descargan con intensidad: siempre se habla de las endorfinas y la serotonina. Ambos pueden estar relacionados. También a veces se señala elementos sociales. Se ha demostrado que la socialización puede prevenir cuadros depresivos», explica.
Sea como fuere, lo que sí es cierto es que estos resultados abren una puerta a la esperanza para aquellas personas que no pueden comprometerse a realizar sesiones diarias de ejercicio. Así lo señala Samuel Harvey, psiquiatra y autor principal del estudio: «Con los estilos de vida sedentarios convirtiéndose en una norma en todo el mundo y las tasas de depresión creciendo, estos hallazgos son particularmente pertinentes ya que ponen de relieve que pequeños cambios en el estilo de vida pueden cosechar beneficios significativos en la salud mental».
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Fuente original: psiquiatria.com